Lee Kuan Yew también pone orden en el pueblo. Desarrolla una ciudad turística por un lado, una ciudad económica por otro, y luego una ciudad dortuar en el medio. Las tres ciudades están claramente separadas por un césped de cinco kilómetros de ancho que sirve de frontera. Está prohibido escupir en el suelo (por 1.500 francos), fumar en lugares públicos (multa de 1.500 francos), arrojar papel desechado (multa de 1.500 francos), regar flores, dejar agua en platillos bajo las macetas (atrae a los mosquitos, multa de 1.500 francos) y aparcar los coches en el centro de la ciudad. El olor a jabón impregna el estado. Se cortan las cuerdas vocales del perro si ladra por la noche. Incluso cuando hace mucho calor, los hombres deben llevar siempre pantalones. Incluso con calor extremo, las mujeres deben llevar siempre medias. Cuando se alcanzan los 80 km/h, el coche está equipado con sirenas que aturden. A partir de las seis de la tarde, es ilegal conducir solo en su automóvil; debe recoger a sus compañeros de trabajo o de viaje para evitar los atascos y la contaminación (de lo contrario, una multa de 1.500 francos). La policía ha obligado a los singapurenses a instalar sensores bajo los bajos de sus automóviles para que todos estén al tanto de los desplazamientos de sus vecinos. En un gran tablero de LED, se pueden seguir los movimientos de todos los ocupantes. Al entrar en una casa, hay que dar su nombre al guardia apostado en la puerta principal. Toda la ciudad está rodeada de cámaras de vídeo. Singapur es una democracia, aunque el número de la tarjeta de votante está escrito en la papeleta para evitar que los residentes voten al azar. El robo, la violencia, los estupefacientes y la corrupción conllevan la pena de ejecución en la horca. Todavía se utilizan las penas de látigo. Lee Kuan Yew se considera el padre de su pueblo. Mientras las ideas sean útiles, las toma prestadas tanto de los comunistas como de los capitalistas. Mientras el gobierno apoya el enriquecimiento personal (los singapurenses tienen la segunda calidad de vida más alta de Asia, ligeramente por detrás de Japón, e invierten mucho en el mercado de valores), la vivienda de los estudiantes es gratuita. Se permiten cultos de cualquier tipo, pero la prensa no está censurada: ningún periódico publica artículos sobre sexo o política.